El negocio que esas personas venden es su “hijo”
Aproximadamente antes de terminar el primer año, la compañía adquiriente debe estar en condiciones de suministrar una alta gerencia de primer orden a la compañía que adquiere. El comprador debe estar preparado para perder a los más altos ejecutivos de la compañía que compra. Estos están acostumbrados a ser “jefes”, no quieren pasar a ser “gerentes de división”. Si eran los dueños, o parcialmente dueños, del negocio adquirido, la fusión los ha hecho tan ricos que no tienen que quedarse, si no les parece. Y si son gerentes profesionales, sin una participación en la compañía, generalmente encuentran fácilmente otro empleo. Por eso, reclutar nuevos altos ejecutivos es un riesgo que muy rara vez fracasa.
Esto se aplica especialmente al director ejecutivo que originalmente había forjado la compañía que se vende. Muy frecuentemente, este director ejecutivo es quien ha iniciado la adquisición. En la mayoría de los casos, espera que el adquiriente haga los cambios que el no quiso hacer –por ejemplo, despedir un antiguo empleado que es un viejo amigo y que ha sido un buen empleado de la compañía a lo largo de su desarrollo, pero que ya esta rebasado por su empleo. Incluso así, el negocio que esas personas venden es su “hijo”, y , en el momento en el cual es propiedad de otro, se vuelven protectoras y consideran que su responsabilidad es defender a ese “hijo”, contra uno de esos “extranjeros” sin sentimientos que son ahora los dueños.
ACTIVIDAD SUGERIDA: Investigue una adquisición reciente de su compañía o de otra. Que paso con los altos ejecutivos de la compañía adquirida?
Aproximadamente antes de terminar el primer año, la compañía adquiriente debe estar en condiciones de suministrar una alta gerencia de primer orden a la compañía que adquiere. El comprador debe estar preparado para perder a los más altos ejecutivos de la compañía que compra. Estos están acostumbrados a ser “jefes”, no quieren pasar a ser “gerentes de división”. Si eran los dueños, o parcialmente dueños, del negocio adquirido, la fusión los ha hecho tan ricos que no tienen que quedarse, si no les parece. Y si son gerentes profesionales, sin una participación en la compañía, generalmente encuentran fácilmente otro empleo. Por eso, reclutar nuevos altos ejecutivos es un riesgo que muy rara vez fracasa.
Esto se aplica especialmente al director ejecutivo que originalmente había forjado la compañía que se vende. Muy frecuentemente, este director ejecutivo es quien ha iniciado la adquisición. En la mayoría de los casos, espera que el adquiriente haga los cambios que el no quiso hacer –por ejemplo, despedir un antiguo empleado que es un viejo amigo y que ha sido un buen empleado de la compañía a lo largo de su desarrollo, pero que ya esta rebasado por su empleo. Incluso así, el negocio que esas personas venden es su “hijo”, y , en el momento en el cual es propiedad de otro, se vuelven protectoras y consideran que su responsabilidad es defender a ese “hijo”, contra uno de esos “extranjeros” sin sentimientos que son ahora los dueños.
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