miércoles, 11 de octubre de 2023
Historia de los Dres. Rojas en Moca. Personajes destacados. La composición actual. Historia y actualidad de la Empresa.
Historia de los Dres. Rojas en Moca. Personajes destacados. La composición actual. Historia y actualidad de la Empresa.
Hace 85 años (en 1930 y en 1931) los hermanos Rojas Badía
(Carlos y Antonio) alcanzaban sus títulos profesionales en la Universidad de
Santo Domingo, la cual fue reabierta a raíz del término de la ocupación
norteamericana en 1924, convirtiéndose estos jóvenes profesionales, por tanto,
en una de las primeras cohortes de educandos de alto nivel que se formaba en la recién reabierta Universidad.
Para sus descendientes, este año del 1930 marca el inicio de
la presencia de los Doctores Rojas en la
práctica de salud en la población de Moca,
la cual es una estancia que se mantiene en el ejercicio profesional,
creando un patrimonio físico que ha sido
el ambiente de trabajo para tres generaciones de la familia, hasta la fecha
actual de 2015.
Aunque es necesario hacer una observación, uno de esos
hermanos que en el 1930 se titula de ingeniero, en el 1935 alcanza titularse de
la profesión de médico de la misma Universidad, y a partir de entonces acompaña en su nueva profesión a su
hermano y nos referimos al Dr. Antonio Rojas Badía, del cual siempre se dijo
que por exigencias de su padre fue ingeniero y que después encontró su
verdadera vocación de médico, algo que siempre fue desmentido por él mismo, que
siempre atribuyó su reingreso a la formación académica, a la búsqueda de un
mejor ejercicio y futuro en su vida profesional .
En esos primeros 15 años, que van de 1930 a 1945, se
sentaron las bases de un ejercicio médico en el que se acompañaron siempre y
forjaron, quizás desde los primeros momentos, dos orientaciones o
concentraciones profesionales que se complementaban mutuamente: Carlos María,
el clínico internista y Antonio Francisco el cirujano y obstetra.
En 1945, la medicina estatal ya alcanza una categoría
especial de suficiente modernidad, al manifestarse en todo el país el interés
de establecer los primeros hospitales provinciales y, aunque la historia
regional nos señala, que desde 1891 se creó en Santiago el primer hospital de
la región, el San Rafael, muy pequeño para entonces, este luego se muda en 1916
(ahora van a hacer 100 años) de reubicarse en la sede actual territorial del
Hospital Regional y Universitario José Ma. Cabral y Báez, con tres
reedificaciones en ese período (1946, 1980 y 2015).
Moca, inauguró su
primer hospital público, el 21 de enero del 1945, cuando el doctor Antonio F.
Rojas Badía jefe de la sanidad provincial desde 1940, ocupa la dirección de ese
hospital, que se convierte en el primero que se concreta en Moca, Provincia
Espaillat, dependiente de la nueva Secretaría de Estado de Salud Pública, constituida en 1920.
Los doctores Rojas Badía deciden también, en marzo de 1946
crear una servicio privado de salud con camas que le llamaron Clínica Guadalupe
en honor a la Virgen de Guadalupe y a la madre de los cuatro hermanos Rojas
Badía: María del Guadalupe Badía Peña, dando a la vez, sus primeros pasos con
visión asociativa para conformar una organización privada prestadora de
servicios de salud. Esa pequeña clínica de más o menos 10 camas fue creciendo
en sus componentes básicos, montando un laboratorio, un equipo de rayos X, una
sala de cirugía, la más adecuada para la época, climatizada y con equipos de
esterilización y de anestesia.
Muy tempranamente esa clínica alcanzó la aceptación de la
comunidad y en los registros de los libros de cirugía que celosamente, todavía
conservamos, encontramos la fecha del primer procedimiento quirúrgico
registrado que fue una apendicetomía, el 27 de marzo de 1946. Cinco (5) años
después ya se habían realizado 482 intervenciones quirúrgicas, llamadas
mayores, por lo importancia del
procedimiento y el tiempo que estas dilataban, en épocas en que la
rapidez y agilidad quirúrgica era
trascendentes para aprovechar los cortos tiempos anestésicos que en la etapa
del desarrollo de la ciencia, éramos capaces
de inducir.
Otro hecho importante de resaltar, en esos primeros tiempos
en que se trabajaba bajo la férrea dictadura de Trujillo, es que fueron
creciendo el número de profesionales que
se integraban a tiempo parcial o permanente, en la clínica Guadalupe,
principalmente por necesidades de nuevas competencias profesionales, podemos
citar entre estos, al Dr. Rafael González Massenet, radiólogo, el Dr. Bello,
bionalista, al Dr. Santiago Polanco (anestesista) y, también abre un
consultorio permanente en la Clínica, el Dr. Octavio (Tavito) Guzmán Arzeno,
continuando así produciéndose la adecuación progresiva de los servicios de
atención médica privada que consolidan en la comunidad de Moca, la imagen
pública de la Clínica Guadalupe que cuando alcanza 12 años después de fundada,
ha realizado más de 1,200 procedimientos
quirúrgicos, en toda su historia.
Para 1959 la ciudad de Moca se beneficia de dos obras
importantes: un nuevo Hospital situado en localidad del Rio del Caimito de Moca
y el Palacio de Justicia, también muy cerca del hospital y marcando ambas
edificaciones una orientación de la expansión urbanística, hacia el noreste de
la ciudad, lo que amenaza, como siempre ha ocurrido, la ocupación de las
mejores tierras agrícolas para dedicarlas a
lugares de crecimiento urbano, que muy bien pudieron tener otras orientaciones.
El Dr. Antonio F. Rojas Badía es ratificado como Director del nuevo hospital de la Secretaria
de Salud Pública, que no hace más que trasladarse de la vieja edificación,
(como en su época lo hizo el Hospital San Rafael en Santiago) y la especialización
médica comienza a dar un salto mayor en la ciudad, con los primeros
departamentos de especialidades médicas troncales, como fueron: Cirugía,
Obstetricia, Medicina Interna y Pediatría.
La presencia de una congregación religiosa en el hospital desde
1959, las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul, que fueron, ejemplo de
fortaleza y entrega decidida, le otorgó a las monjitas, un carisma que consolidó la misión institucional, así
como el trato humanitario a los pacientes. Su participación en el cuidado de
los enfermos y en la cogestión en la dirección de Antonio Rojas Badía, trajeron
a la práctica de la atención de salud, el verdadero humanismo cristiano y la
compasión que ayudaron a las religiosas a ser
contrapartes innegociables en el gobierno clínico del hospital,
aspiración que siempre se quiso en el gobierno de las instituciones de salud y
que ellas lograron hacer una realidad, lo que hoy, quisiéramos renovar en el
nuevo escenario de cambio de los servicios de salud.
No esta demás decir que ese equilibrio alcanzado entre
valores compartidos de seglares y religiosos, contó con la ayuda inestimable de
la formación de enfermeras a nivel local
y que ellas promovieron, desde el mismo inicio de su presencia en 1959 hasta
que en 1988, dejaron de acompañarnos.
Junto al Dr. Antonio F. Rojas Badía se incorporan otros 11
médicos, que trabajaban ahora con la lógica de la departamentalización de la
atención de salud.
En 1961, tras la muerte del tirano Trujillo, comienza la diáspora médica hacia los Estados
Unidos, entre ellos, sale el Dr. Carlos
O. Rojas Lara, hijo de Carlos Ma. Rojas Badía, quien opta por quedarse en los
Estados Unidos donde realiza su formación como médico anestesiólogo y donde
desarrolla mas luego, toda su práctica y vida profesional. Mientras que, hasta
su propio padre el Dr. Carlos Rojas Badía, en una edad ya madura como eran los
54 años de edad, inicia una residencia médica en un hospital de Ohio (rebasa el
año), la cual no concluye y opta por hacer entrenamientos periódicos de
cardiología en el hospital José Ignacio Chávez de México, DF. Mientras que, el
Dr. Antonio F. Rojas Badía fortalece sus destrezas y prácticas en
administración hospitalaria, cuando hace un curso de gestión sanitaria en el
recinto de Rio Piedras de la Universidad de Puerto Rico.
Junto con esa vocación añadida de gestor, Antonio Rojas
Badía pasa por la etapa más activa de su vida quirúrgica ejerciéndola
intensivamente en las dos instituciones donde labora, el Hospital Público de
Moca y la Clínica Guadalupe y se estima que su producción histórica de
intervenciones quirúrgicas de 40 años pioneros,
alcanza la cifra de 35,000
operaciones, como la suma total de las que hizo entre ambas instituciones y
otras, como cuando estableció días quirúrgicos semanales en el Hospital San
Vicente de Paúl de San Francisco de Macorís, en época en que Octavio Guzmán
Arzeno, su compañero de trabajo en Clínica Guadalupe, era su Director.
La Clínica Guadalupe ya está preparada para emular el
hospital público y convertirse en una institución de salud más formal en el
campo de la salud privada. Para 1968 ya estamos preparados para hacer de
Clínica Guadalupe, una institución médica que cumpla los estándares de calidad
que exigen los tiempos y esta aparece en 1970, con la transformación de Clínica
Guadalupe en el Centro Médico Guadalupe, una estructura física pensada y
construida para que sirviera funcionalmente como adecuada y pensada como un
centro de salud.
La fortaleza de la primera generación comienza a recibir el
aporte de los doctores Rojas Mejía, Luis se convierte en el brazo derecho de su
padre, en la constitución y construcción del CMG como empresa y como obra
física. Son épocas en que se trata de hacer una medicina corporativa,
incluyendo las especialidades y la ampliación de la base accionaria de la
compañía que recién se constituía con carácter formal. Un aprendizaje cultural
y económico que paga con luces y sombras, con deserciones y nuevas afiliaciones
médicas, pero que logra rebasar sus principales dificultades, como ocurre en
toda labor emprendedora que se aparta de lo común y habitual.
Al inaugurarse el CMG, el Dr. Carlos Ma. Rojas Badía, es
llamado por el Presidente Balaguer que asiste a la inauguración de la nueva
infraestructura y le solicita que le acepte
un alto cargo en el gobierno, así pasa a la vida pública, primero como
Director del Instituto Dominicano Seguro Social (IDSS) por 4 años y luego como
Secretario de Estado de Salud Pública. Paradojas de la vida, después de 40 años
unidos trabajando cotidianamente y procurando hacer del CMG una institución
moderna, el Dr. Carlos Rojas Badía es llamado a la función pública y política
de alto nivel, la cual ejerce por 6 años en Santo Domingo y concluida esta,
decide continuar con su residencia en Santo Domingo y venir regularmente, a sus
viejos hogares de salud y de familia semanalmente y, esto repetirlo siempre,
como lo encontrábamos todos los sábados en el CMG por el resto de su vida
hábil, para responder a esa clientela fiel a la que le sirvió
desinteresadamente y con mucha entrega, toda su vida.
Al doctor Antonio F. Rojas Badía le queda el destino
histórico de preservar una institución que ya tiene mucho tiempo en la
comunidad y definitivamente acepta el desafío, ahora acompañado plenamente de
los doctores Rojas Mejía, que en 1972 (Guillermo) y en 1975 (Fernando),
terminan por incorporarse al equipo que labora en el CMG.
Centro Médico Guadalupe como un representante de la medicina
privada en Moca agrupa a una docena de médicos, que intentaron y lograron
profundizar las raíces de la especialización médica en la institución. Como en
todas las grandes transformaciones de las organizaciones, “una cosa es la que
se piensa y otra cosa es la que logra hacerse”, el proceso fue paulatino, no de
la noche a la mañana, con incertidumbres y con escasa oferta de profesionales
con especialidades médicas con competencia reconocida o potencial (percibida
por nosotros) para el mercado de servicios que representaba Moca en el ranking de lugares preferidos por los
escasos especialistas de la época y esa transición de la medicina generalista a
la medicina especializada, fue ralentizada (desacelerada) y situada en el justo
tiempo en que debía de suceder, inspirados por el amplio liderazgo de los Dres.
Rojas Badía y los Dres. Rojas Mejía, así
como el grupo médico que le acompañaba que en ese momento representaban la
práctica clínica de las viejos profesionales que se sustentaban en la Medicina
General. Manejo conservador, no atrevido, pero prudente y pensando primero en
el paciente.
Esas múltiples circunstancias hizo que postergáramos el
ingreso y la captación de los primeros médicos especialistas, pero la decisión
estaba tomada, de establecer una atención de salud especializada, integral,
continua , acreditada y por tanto certificada por las sociedades médicas, que
agregara valor a las nuevas inversiones que hacia la institución, por lo que,
tan solo fue en 1981 (11 años después del nuevo CMG) cuando decidimos aceptar
el ultimo médico general que dio
apertura a un consultorio de factura liberal y plenamente autónomo en CMG y que
luego resultó en ser un joven de mucho liderazgo social.
Los Dres. Rojas Mejía prontamente se vieron envueltos en la
responsabilidad de agregar valor a la tarea que hacían los Dres. Rojas Badia,
ahora acompañados por una docena de médicos que recibieron la acogida para
trabajar corporativamente y complementándose creando equipo, en su labor
profesional en el CMG.
Guillermo Rojas Mejía desde el primer momento, dio muestras
de una pasión extraordinaria por la cirugía y estuvo presente en el 80% de las
cirugías, que por el resto de la década del 70 y del 80 se hicieron en CMG,
sustentándose ese trabajo privado con la escuela que significó el hospital
público, que frente a la escasez de profesionales con competencia quirúrgica,
sirvió no tan solo como escuela de formación guiada por su padre, sino también
escenario social para alcanzar satisfacer y atender a la demanda de la
población necesitada que acudía a la
institución de beneficencia pública. Una muestra se encuentra en que, en los
seis años que laboró formalmente en el Hospital (1972 al 1979) el porcentaje de Cesáreas se elevó de un
insuficiente 5% en 1972 hasta el más
satisfactorio 15 %, del 1979.
Junto a Guillermo, Luis le da el respaldo en la estrategia
de hacer viable al CMG, como una institución que representara el cambio en la
atención de salud y logra, a la vez de haberse formado como anestesiólogo en
México DF, acompañar a Guillermo, con un servicio permanente y prácticamente
heroico en la emergencia de la institución. Hoy, valoramos que ese exceso de
dedicación que amenazaba la tranquilidad de la vida familiar y que le hizo
apropiarse de una frase popular en la familia: “voy seguido”, fue determinante para elevar la confianza de
la comunidad, en la nueva oferta de servicios médicos que se le presentaba.
Esas coyunturas en que se vio envuelto le agregaron un “ojo” permanente de
dueño al CMG, con lo que se resolvían muchas eventualidades. Otra virtud que
hay que exhibir de Luis Rojas Mejía es la disponibilidad acreditada como el
único anestesiólogo que brindó sus servicios a la comunidad mocana en las
distintas clínicas de la ciudad.
Fernando Rojas Mejía que fue el último en incorporarse al
CMG y ejerció la Medicina General desde 1975 hasta 1983 cuando cerró su
consultorio profesional en CMG, para dedicarse a la gestión clínica y a la
docencia y practica de la salud pública. Acompañó a su padre, que todavía
ejercía la función de Director del hospital público de Moca (1945-1978) en el
aprendizaje de las bases de una gestión clínica responsable y ética para
aplicarla en el servicio público y privado de salud. Esa transferencia de
conocimientos unida a la experiencia de
Antonio Rojas Badía, que en sus 33 años
de director simultáneo de dos instituciones, le permitió aplicar, cuando
Fernando Rojas Mejía fue director del Hospital Dr. Toribio Bencosme, el mismo
hospital público de Moca desde el 1983 al
1986, iniciando desde entonces una larga carrera de posiciones
gerenciales y de consultorías en
medicina comunitaria, programa docentes (PROSAFA y REDSOLIS), investigación de
salud pública.
Sus entrenamientos (Universidad Central de Venezuela,
Universidad de Rio Piedras, Puerto Rico, Escuela de Medicina de Mount Sinaí de
New York y la Universidad de Barcelona) contribuyeron una formación sólida
donde prontamente la pudo demostrar en distintas facetas directivas (sin título
de maestrías o especialidades), lo que permitió que lo consideraran como un
profesional experto, en el estudio de los sistemas de salud y en sus
características de complejidad.
En 1988, Fernando Rojas Mejía asume la función de Director
General del CMG, después de una larga carrera administrativa y docente llega a ser
el primer conductor del CMG en la sucesión generacional de Antonio Rojas Badía,
lo que significó un honor al formar equipo con quien gestionaba recursos en el
CMG, el Lic. Rafael Jiménez y consideró que la nueva posición que asumía, era
un reto mayor, sobre todo cuando recibía el traspaso de conducción de quien
había dirigido instituciones por 48 años (1940-1988) y las había llevado estelarmente, como el CMG
y el Hospital Público, demostrando que la organización prospera, cuando la
voluntad sin dar lugar a debilidades en el campo de las decisiones, se orienta
al desarrollo simultaneo o hace puente, entre la cultura de la gestión y la cultura clínica, dando
oportunidad de formar a gestores clínicos que garantiza una nueva especie de
profesionales que participan en el gobierno clínico de las instituciones de
salud. Todo esto ocurría, como se ha mencionado antes, cuando Antonio Rojas Badía estaba con nosotros y aceptaba y
daba su anuencia a que las nuevas perspectivas de transformación que se
visualizaban y el aseguramiento en salud ya estaba en marcha desde 1985 y
cuando Fernando Rojas Mejía daba sus
primeros pasos para aportar en el campo de las propuestas, a la transformación
del sector de salud dominicano.
La primera generación de Dres. Rojas Badía comienza a
escaparse y Carlos Rojas Badía, el único sobreviviente de esa primera
generación de médicos, le toca despedir en la tumba de los inmortales a sus
tres hermanos que han marchado a lo eterno. Los Dres. Rojas Mejía asumen el
destino de continuar la historia profesional de la familia, en el mismo lugar
donde nacieron sus antepasados.
El Dr. Antonio Rojas Badía lo perdimos el 13 de abril de
1991, mientras que el Dr. Carlos Rojas Badía siguió con sus viejas costumbres
de acompañarnos los fines de semana, tal
como se había impuesto en sus últimos 25 años después de concluir con sus
actividades de funcionario público, hasta que también se nos marchó a lo eterno, para encontrarse como
el mismo decía, con la compañía de sus hermanos, en el año 2000.
Pasada la poblada de ausencias en la familia, los Dres.
Rojas Mejía, asumen el compromiso de que el nivel de competencias profesionales
alcanzado por la institución no debía sentir como pérdida sensible la ausencia
física de los Dres. Rojas Badía y entonces se convirtió en compromiso primario
para los herederos, por lo menos mantener el mismo nivel de calidad que se
había alcanzado en los últimos 60 años y quedaba como desafío, acrecentarla y
desarrollarla, adecuarla y transformarla y apoyar las reformas que facilitaban
la accesibilidad y la asequibilidad de mayores grupos poblacionales, por
encontrarse una fórmula de financiamiento de estos servicios de salud de costos
crecientes en poblaciones que era atendida por la beneficencia pública.
Entonces en este período, las manos clínicas y quirúrgicas
que con gran valor humano caracterizaron a los Dres. Rojas Badía, es apropiada
y asumida, más que por cualquier otro, por un profesional que solo irradia
bondad, amor, ternura, innovación, dedicación y que ha llenado de orgullo a los
descendientes de los primeros Doctores Rojas y nos referimos a quien tuvo que
hacer de partero, de médico de niños/as y de cirujano general de la población
de Moca, el Dr. Guillermo Augusto Rojas Mejía.
En 1991 empieza la nueva tarea de los Dres. Rojas Mejía:
1. Hay que crecer en oferta médica y entonces pasamos a
tener de 10 consultorios de origen a 37 consultorios en el momento
actual.
2. Se reubican las oficinas administrativas y la cafetería,
creando un pasillo central más amplio que permite el acceso fácil a la nueva
dotaciones de consultorios, cafetería y servicios de apoyo administrativo.
3. Se crean 7 nuevas habitaciones individuales de internamiento que compensan
la dotación originaria del CMG (40 camas) y responden a la tendencia a la
hospitalización individual o de dos pacientes por habitación.
4. Se constituye de manera informal una empresa de igualas
médicas denominada Igualas Guadalupe (ILUPE) para fortalecer nuestra
integración a los sistemas prepagados y de aseguramiento de salud que en el CMG
había impulsado desde el 1985 el Seguro Médico Magisterial (SEMMA).
5. En 1995 se establece una nueva ubicación de la emergencia
del CMG, que esta vez se readecuó con los estándares de acreditación, al
cumplir con los requerimientos de la época y logra despertar el interés de la
Asociación Dominicana de Clínicas y Hospitales Privados (ANDECLIHP) que la
valoraron positivamente en la ruta hacia la mejora en la atención de los
pacientes.
6. Ante la dificultad del mantenimiento tecnológico de los
ascensores y sus costos elevados, el CMG deciden construir una rampa que
facilite el traslado de pacientes de primera a segunda planta y viceversa.
7. La habilitación de un amplio parqueo con capacidad de 75
vehículos complementa los parqueos existentes, censándose unos 115
estacionamientos disponibles.
8. La habilitación de la primera Unidad de Cuidados
Intensivos de la provincia con 5 camas, monitores, ventiladores y servicios de
enfermería más calificados y mejor distribuidos, siguiendo los estándares
establecidos por el primer manual de acreditación escrito por la comisión
nacional de acreditaciones que provisionalmente estableció la ANDECLIHP.
9. La creación de un salón ejecutivo y de multiuso que
permite hacer reuniones colectivas con capacidad hasta de 80 personas.
Como se observa este período que comienza a partir de 1991 somete la infraestructura física a
una remodelación que la adecua a necesidades diversas, como son las citadas
anteriormente, creando el reto de que el diseño arquitectónico bien establecido
por el arquitecto Baquero no perdiera su funcionalidad y se viera desvirtuado
por los anexos agregados. Es necesario reconocer que el Dr. Luis Rojas Mejía,
fue un entusiasta promotor de estas iniciativas, asumiéndolas casi
absolutamente como si fueran solo sus propios desafíos. A pesar de las
dificultades, todos los sueños se hicieron realidad, haciéndose defensor de
aquella frase de Walt Disney: “si lo puedo soñar, lo puedo lograr”. Estamos
consientes que amenazamos la fortaleza y el estilo del diseño arquitectónico,
pero nunca hasta el punto de invalidarlo, es una creencia de Luis que en las
próximas expansiones, se debe solicitar o someter a concurso, los diseños
hospitalarios funcionales con un fuerte sustento en seguridad antisísmicas y de
otras eventualidades que demanden los tiempos actuales y futuros.
El ejercicio de la medicina como arte, fue una virtud de los
doctores Rojas Badía, que parecía que se apagaba cuando perdimos a Antonio en
1991, aunque los escritos de Carlos Rojas Badía en los periódicos nacionales,
mantenían nuestros ánimos atentos a lo que debía “ser el médico”. Pero
realmente ese temor no tenía fundamentos, Los Dres. Rojas Badía dejaron como su
representante en el la ciencia que también es
arte puro de curar, al ser humano más noble y leal que les sucedía más
allá de la partida, el Dr. Guillermo Rojas Mejía.
El arte de ser médico se sustentó con principalía en un ser
humano, compasivo, empático, humilde y sustancialmente bueno que usa mucho de
su intuición para poder ver con capacidad de discernir y con la luz que le
ofrece la divina providencia, para aliviar la enfermedad que aqueja el
paciente, identificar lo que le aflige y
en esos casos, la misión que sostiene al médico es que, si no lo puede curar,
por lo menos debe procurar consolarlo.
Hoy la nueva misión de la medicina paliativa, no se limita
tan solo, a las fases finales de la vida, sino que hay que ejercerla en todos
los momentos que se requiera con empatía, como si el dolor lo tuviera uno y con
la compasión que pide la calma, el freno a la desesperación aplicado con las
manos que consuelan y las palabras que traen la confianza del médico amigo que no quiere verse sin
herramientas que usar y sin palabras que decir, cuando se queda sin otra
provisión que no sea su alma compasiva,
cuando el conocimiento no le da nuevas respuestas. Alguien ha
dicho: “cuando oigo hablar de la ley de
Muerte Digna, me rebelo. Primero se debería hacer una ley de la vida digna
hasta el final y ayudar a un mejor control y apoyo a los síntomas dolorosos y
al dolor total”.
Por eso, la medicina paliativa se practica en todos los
momentos y nosotros sabemos de muchos médicos y enfermeras que deambulan por
los pasillos del CMG que están ungidos con el poder de aliviar, consolar y
cuidar al paciente que sufre, aunque no lo manifiesten o escondan la queja. El
éxito se mide por la demanda de
servicios que tienen sus pacientes. La década de los 90 es muy exitosa para
Guillermo, es el médico que más intervenciones hace, el que suele tener
más pacientes hospitalizados, el
que mas hace visita domiciliaria,
el que no protesta en la alta noche cuando alguien llega
pidiéndole un servicio, al que no sabe decirle no. Es una labor de más
de 35 años, con una práctica intensa. Por esa presión de pacientes, Guillermo
al igual que Antonio Rojas Badía, si
tenía que descansar porque el cuerpo ya se lo pedía, entonces elegían, salir de
la ciudad, uno lo aprendió del otro y el otro, no se dé quien.
Dos detalles más queremos agregar de Guillermo, su pasión
por la aplicación de las
tecnologías a la medicina y así
convirtió su consultorio profesional en un lugar donde las herramientas tecnológicas le ayudan
a practicar una ginecología de nivel avanzado y así como Antonio Rojas
Badía atendió el nacimiento de sus nietos, Guillermo Rojas Mejía atiende,
también el nacimiento de sus propios nietos y sus sobrinos nietos. Una
confianza que le otorga la familia a estos dos ascendientes, como muestra de
que la credibilidad nace en casa, por lo que se revalidaba doblemente la
práctica profesional que ambos hacían.
Guillermo A. Rojas Mejía
representa esa manera de ser médico, con gran sensibilidad que tiene una
historia viva, escuchada y sentida, por mucho tiempo y por muchos pacientes, de
una gran humanidad en el trato, por lo que afirmamos que el ejemplo arrastra y
constituye una digna señal, en una historia de la que ya transcurren, 85 años.
Fernando, 40 días después de iniciar su padre el Dr. Antonio
Rojas Badía el camino hacia lo eterno,
se pone a disposición, mediada una invitación del Gremio Médico, de un comité
de crisis, presidido por el Dr. Vinicio Calventi que veía con preocupación los
resultados lánguidos y disfuncionales de los sistemas educativo y de salud
dominicanos, deteriorándose así la suficiencia educativa y la atención
bienhechora y productiva de la salud,
como pilares insustituibles del
desarrollo con equidad y el desarrollo tomando en cuenta la necesidad de contrarrestar los efectos negativos que
tienen los determinantes sociales de la salud que profundizan la desigualdad.
Por seis años (1991-1997) Fernando Rojas Mejía estuvo
involucrado en:
a. El diagnóstico de crisis del servicio público de salud.
b. En la propuesta del Dr. Guido Miranda de Modernización
del Sistema.
c. En las negociaciones con la banca multilateral para
formular una nueva propuesta más acorde con los postulados neoliberales del BM y del BID, cuando en 1993 publican su
documento “Invertir en Salud” que inicialmente fueron bien acogidas por los
gobiernos de la región LAC.
d. También en establecer la agenda técnica y conducir los
debates de alto nivel a través de los cuales, una Comisión Nacional de Salud,
nuevamente constituida por 33 representantes (secretarios de estado, asesores
presidenciales, directores generales, presidentes de sindicatos, rectores de
universidades, líderes comunitarios y médicos de incuestionable prestigio) que
no podían delegar su representación y
que por tanto, en un periodo de 21 meses, que se prolongo de abril del 1995
hasta diciembre de 1996.
e. Promover que asumieran con gran responsabilidad su
delegación social, conociendo, asintiendo o rechazando las propuestas
sustanciales de cambio que creaba una organización de salud basada en el
subsidio a la demanda y abandonaba los presupuestos históricos de las
instituciones de salud.
f. Decenas de técnicos internacionales y nacionales
participaron en esta labor que llego a su clímax con la presentación del libro blanco:
“Salud Visión de Futuro”, Elementos para un Acuerdo Nacional, aprobado por la
CNS en su versión final en junio de 1966
y magistralmente conducido por el Dr. Rafael Bengoa, español de muchas luces que había participado como co-autor en 1991
Del Informe Abril Martorrell y, luego del apoyo a nosotros, fue en España,
Director del informe “Sanidad, la Reforma Posible”. ESADE. 1997, que también
cuestionó el sistema de Salud Español. Para los que participamos en esa
historia, ese libro blanco, fue el precedente inmediato de la reforma de la
salud y del sistema de pensiones dominicano, los que fueron consagrados en las Leyes 42-01 y 87-01.
Después de esa etapa, Fernando Rojas Mejía regresó al CMG, a su Hospital
Público Local y a su Docencia con un nueva pregunta, tratar de entender porque los cambios se distorsionan, se
interpretan mal y en muchas ocasiones lo que se denunció que podía suceder es
lo que sucede y lo que echa fuera de la borda,
los principios y valores que se
enuncian como norte y que sirven como plataforma ardiente del cambio
para hacer un sistema de salud: universal, equitativo, solidario, integral, con
calidad y calidez, con participación y poder del usuario, con realización
profesional, eficiencia y sostenibilidad. Así se acordó en 1995 y 20 años
después, solo tenemos esos valores, tan solo en el discurso. Sin embargo, las
transformaciones marchan a distintas velocidades y ese desafío para que marchen
sincrónicamente, no siempre se logra a la primera vez.
Un sector salud con gobernanza y Leyes Generales de Salud y Seguridad Social aprobadas en el 2001, comienza a
desarrollarse con la ejecución de proyectos en 10 hospitales, Direcciones
Provinciales de Salud, unidades de Atención Primaria de Salud procurando que
estos puedan ser habilitados, acreditados o certificados por los organismos
responsables del Vice ministerio de Calidad en Salud. También se aprueban los
reglamentos de las LEYES GENERALES DE
SALUD Y DE SEGURIDAD SOCIAL,
comienzan a manejarse los estándares de atención (GPC, Protocolos, vías clínicas, etc.)
monitoreo de las mismas (que son constancia de que aplican bien los estándares,
como son las auditorias medicas), valoración de las Buenas Prácticas en Salud
donde el expediente clínico, su manejo, su discrecionalidad, es fundamental como factor recolector de
evidencias, control de la Variabilidad de la Práctica Médica, para lo cual
siempre debe tomarse en cuenta la
disposición de las Sociedades Medicas a revisar con la periodicidad, tantas
veces como cuando se les demande, las
GPC y los estándares de calidad. Así, pues que estándares en la GPC
actualizados y validados y a las monitoreados e incluidos en Procesos
Asistenciales Integrados, ordenan el tinglado de intervenciones que empujan la
calidad hacia delante.
Todo está preparado para responder en 2007 a la puesta en
marcha del sistema contributivo del Seguro Familiar de Salud. Por primera vez
los doctores Rojas entran en el escenario de las reformas estructurales en
salud para hacerlas un instrumento de desarrollo de la salud como un derecho de
la población. Se dice que haber llegado a Moca hacer medicina en 1930 y ver
publicada las leyes de seguridad social en salud en el 2001, son los puntos más
relevantes de los Dres. Rojas en estos últimos 85 años.
Luis Rojas Mejía concluye su fase de “voy seguido” con la
inauguración de la nueva emergencia, que lo mantuvo por 25 años en guardia
permanente, por la defensa de los intereses de la institución y el servicio a
los pacientes, ahora más bien parece un ingeniero, como cuando inicio su padre en 1930 y su gran
interés se centra en ir adaptando el CMG a sus nuevas necesidades físicas y
funcionales, que incluso le ha permitido ser capaz de sonar 20 anos mas después
del 2015, estableciendo las propuestas
de adecuaciones físicas que se podían establecer en ese período.
A Luis le podemos atribuir un interés marcado porque
fuéramos previsores y entendiéramos que hoy trabajamos para asegurar el mañana,
los Dres. Rojas Mejía comenzaron a partir del ano 2000, un plan de inversiones
tripartito que nos permitiera garantizar una base accionaria más amplia,
mientras se mantenían los desafíos que ahora eran más voraces en termino de
competitividad y por tanto obligaban a inversiones más cuantiosas.
Para mirar al futuro que planteaba tantas incertidumbres que
arrojaba la reforma de salud, Moca comenzó a dar el ejemplo por la iniciativa
entusiasta de los Dres. Rojas Mejía, a una especie de “Joint venture” entre las
5 clínicas activas que existían en la ciudad de Moca, el llamado Centro de
Diagnostico Avanzado (CDA). El principio fundamental que generaba esa alianza
que debíamos aportar en conjunto todas las Clínicas para
traer a Moca lo que no podíamos
realizar solos y nos referíamos con ello, a los equipos de alta tecnología y de
innovación disruptiva que se incorporaban en el mercado de la salud y se
renovaban con una velocidad extraordinaria. A ese Joint Venture se le agrego
una variante de que eso corría para aquellas tecnologías que hasta el momento
no tuvieran en funcionamiento alguna de las instituciones participantes.
El último período de esta historia de los Dres. Rojas que
comenzó en 1930, es el que ahora vivimos y donde ahora una TERCERA GENERACIÓN
de descendientes comienza a desarrollar el sentido de empoderamiento, es decir,
tratan de hacer del CMG un sueño que genere nuevos logros y atienda nuevos
desafíos.
Es indudable que ver llagar a una nueva generación de
Doctores Rojas, comienza a indicar que el ciclo de una generación tiene que dar
paso a la otra se ha comenzado ha producir.
La vida de un profesional de la medicina se agota en un
tiempo aproximado de 40 años, por eso es que cuando hablamos de 85 años, hacemos referencia a dos
generaciones y 5 años de una tercera.
Una tercera generación comienza a involucrarse en el
desarrollo de lo que se perfila como la continuidad del legado familiar, los
hijos de Luis y Adria, son los primeros en involucrarse cuando Luis Rojas Mañón
cursando sus estudios universitarios de Ingeniería de Sistemas, en el año 1987,
aporta sus conocimientos para introducir a la empresa lo que fueran los
primeros programas de sistema que ayudarían a organizar los datos y las
informaciones contables.
Por otra parte Gina Rojas, graduada de licenciatura en
administración de empresas en la Pontificia Universidad Católica Madre y
Maestra en el año 1993, y luego de adquirir experiencia laboral en el área gerencial a nivel
comercial, se integra a CMG en el año 1998 fungiendo como encargada de la
Farmacia Popular durante 4 años, hasta que en el año 2002 viaja a México y es
en ese mismo año cuando llega el primer profesional especializado de la tercera
generación el Dr. Enrique Rojas Giménez y su esposa Dra. Laura Jaime Villasenor
(Lizther) (odontólogos periodoncistas) tomaban la decisión de trabajar más
cerca de su lugar de origen Moca, iniciando el primero de los proyectos de
trabajo en equipo que va a caracterizar el nuevo modelo organizativo de los
Dres. Rojas en la tercera generación. Un ejemplo de ello ha sido Dental Cibao,
que es la introducción de la odontología especializada y en equipo en la región
del Cibao.
La Lic. Gina Rojas Mañón regresa de México en el año 2004
con un diplomado de gestión hospitalaria y
junto a su esposo el cirujano
plástico Dr. Tadeo Comprés también
graduado en México, se incorporan a las filas del CMG en sus labores
respectivas.
La Dra. María Rojas Giménez, se incorpora como
odontóloga-endodoncista en ese mismo año el 2004 integrándose al equipo de
especialistas de Dental Cibao. Luego el Dr. José Rojas Mañón que se gradúa como
radiólogo en el año 2005 e inicia su ejercicio profesional en México y llega a
la institución en el año 2007,
impulsando y desarrollando el área de imágenes diagnósticas.
Antonio Rojas Collado entra a la institución a impulsar una
área de trabajo de innovación disruptiva, como es el departamento de logística
del CMG para el año 2006, para luego cumplir funciones administrativas en la
alta gerencia.
El Lic. Luis Felipe Rojas Collado como abogado apoya desde
el 2007 en la mayoría de los procesos legales desde la empresa de abogados
Langa, Abinader y Asociados.
El Dr. Ricardo Rojas Giménez cirujano maxilofacial en 2007 y
un año después, su esposa la Dra.
Marjorie Ramos Concepción, cirujana oftalmóloga en el 2008 y con la
subespecialidad de oculoplástica en el 2009, donde se incorporan al staff del
CMG con su proyecto de agrupar especialidades del área de la cabeza y el cuello
como lo es la unidad de gestión ICOM (Instituto de Cirugía Oftalmológica y
Maxilofacial)
El Dr. Guillermo Rojas Collado entra como médico familiar en
el 2012 y con su proyecto CAFÉ (Centro de Atención Familiar y Especializada)
que es el inicio de una atención integral de medicina familiar que tiene la
tarea de trabajar con las especialidades de la clínica, la cirugía y las
emergencias.
Toda esta inclusión de profesionales de la tercera
generación casi completa los cimientos del grupo que tiene que asumir la salud
como un derecho de la población y aceptar e integrarse a los programas de
convergencia que frenan y borran la desigualdad social en salud con
universalización progresiva en el próximo ciclo de 20 años desde el 2015 al
2035, cuando ya cumple un siglo de presencia de los Dres. Rojas en Moca.
Incorporar a la historia los avances y el crecimiento que se
han desarrollado en CMG desde el 2015 hasta la fecha con el empoderamiento de
la tercera generación (ampliación de la estructura física en dos niveles para
consultorios y habitaciones, remodelación de salas quirúrgicas