Palabras
de Agradecimiento
150 Aniversario de la Logia Perseverancia No. 13 y
de la Provincia Espaillat
Reconocimiento a Guillermo Augusto Rojas Mejía
20 de julio de 2025
Oriente de Moca
Honorables autoridades de la provincia Espaillat,
Muy Respetables Hermanos de la Logia Perseverancia No. 13,
Licenciado Carlos Bencosme Sarante, Venerable Maestro,
Julio César Núñez, digno Secretario,
Distinguidísima Doña Milagros Candelier,
Representantes de las instituciones civiles, sociales y culturales aquí presentes,
Estimadas personalidades, familiares, y amigos todos:
Hoy, en nombre de sus tres hijos:
Guillermo Rojas, Luis Rojas y quien les habla, Antonio Rojas, recibimos
con reverencia este reconocimiento que no solo honra la vida de nuestro padre,
el doctor Guillermo Augusto Rojas Mejía, sino que también sella su
nombre en la piedra viva de esta Tierra Sagrada que es la Logia
Perseverancia No. 13.
Desde que cruzamos su umbral, no
caminamos sobre mármol ni historia escrita. Caminamos sobre huellas
invisibles. Huellas de hombres que vivieron con honor, que hicieron de la
virtud su lenguaje y del deber su camino. En este recinto, la historia no se
recuerda: se respira. Y entre ese suspiro profundo que emana de estos
muros, sentimos presente a nuestro padre.
Guillermo Augusto Rojas Mejía vivió
80 años, ejerció su vocación médica durante 50 de ellos, pero su
verdadero servicio a la sociedad comenzó a los 10 años de edad, cuando
ya asumía con madurez el peso del compromiso, el valor del sacrificio y el
llamado de la responsabilidad social.
Fue un estoico moderno. Un
hombre de silencios que no fueron ausencia, sino profundidad. Un hombre cuya ética
inquebrantable no se doblegó ante el cansancio, ni ante la fama, ni ante
los tiempos. Vivió con la convicción de que el deber no se elige: se honra. Con
la firmeza del que sabe que servir es un privilegio sagrado.
Y si hoy celebramos 150 años de
esta Logia y de nuestra amada provincia Espaillat, no podemos dejar de
mencionar al ilustre Carlos María Rojas, de quien nuestro padre fue descendiente
directo y —más aún— una extensión viviente de sus principios. Fue
puente entre épocas, entre ideales, entre generaciones. Fue catalizador y
canalizador de un legado que no debía perderse.
En sus manos nacieron más de
30,000 niños, y en su andar se tejieron incontables historias de consuelo,
orientación y fe. Pero lo que verdaderamente lo hizo eterno fue la
coherencia entre lo que creía, lo que decía y lo que hacía. Fue un hombre
sin doblez. Un servidor sin condiciones. Un ejemplo sin fecha de caducidad.
Como hijos, como discípulos de su
ejemplo, y como herederos de su apellido, no podríamos estar más honrados.
Este homenaje no es solo un acto de memoria. Es una convocatoria a seguir el
camino que él trazó con humildad, con constancia, con firmeza.
Que viva el legado de Guillermo Augusto Rojas
Mejía.
Que viva la Logia Perseverancia No. 13, Tierra Sagrada de virtudes.
Que viva la Provincia Espaillat.
Y que vivan las instituciones que resguardan la memoria de los hombres
justos y las obras que dignifican la existencia.
Muchísimas gracias.