"Empresa Familiar: Entre la Sangre y la Estrategia"
Las empresas familiares han sido
durante siglos motores de desarrollo económico, pero su permanencia está lejos
de ser un hecho. La falta de separación entre la familia y el negocio, la
complacencia disfrazada de lealtad y la ausencia de estructuras claras las
empujan al abismo de la extinción. Solo el 12% de estas empresas sobreviven
hasta la tercera generación, según Harvard Business Review. Para evitar el
colapso, es necesario comprender los modelos que explican sus dinámicas
internas y aplicar estrategias que permitan su evolución.
Uno de los enfoques más
influyentes en la gestión de empresas familiares es el modelo de los tres círculos , desarrollado por John Davis y Renato
Taguiuri. Este plantea que la empresa familiar es una intersección de tres
sistemas: la familia, la propiedad y la gestión. La superposición de estos
roles es lo que suele generar conflictos: un accionista puede ser también líder
de la compañía y, al mismo tiempo, un hermano, lo que complica la toma de
decisiones racionales. La clave para evitar estos conflictos es establecer
reglas claras que definan la relación entre cada uno de estos grupos.
Por otro lado, Joan Amat propuso
el modelo de los cinco círculos
, añadiendo dos dimensiones más: el consejo de administración y el consejo
familiar. Esta estructura permite separar las decisiones operativas de las
estratégicas y proporciona un espacio para canalizar las preocupaciones
familiares sin afectar el negocio. Empresas que han adoptado este modelo, como
la multinacional Roche, han logrado transitar generaciones sin comprometer su
rentabilidad ni su esencia.
Kelin Gersick llevó la evolución
un paso más allá con su modelo
tridimensional , que considera el paso del tiempo como un factor clave.
Las empresas familiares no son estáticas; atraviesan etapas de desarrollo donde
las dinámicas crecen. Una empresa en manos de su fundador no enfrenta los
mismos retos que una administrada por primos en la tercera generación. La falta
de conciencia sobre estas transiciones es lo que hace que muchas empresas
familiares fracasen al no adaptarse a los nuevos contextos.
Pero si hay un aspecto que define
la permanencia de estas empresas, es la distribución del poder. Josep Tàpies y
Salvador Vilanova identifican en su modelo
de poder en la empresa familiar que los negocios familiares pueden
clasificarse en cuatro tipos: el patriarcal (dominado por una figura fuerte),
el consensual (donde la familia decide en conjunto), el feudal (marcado por
rivalidades internas) y el meritocrático (basado en la capacidad). Mientras que
los dos primeros pueden generar estabilidad en el corto plazo, los dos últimos
suelen llevar a crisis prolongadas si no se gestionan con cuidado.
A lo largo de la historia, hemos
visto cómo las empresas que han comprendido estas dinámicas han logrado
trascender generaciones. Grupo LVMH, el imperio de lujo detrás de marcas como
Louis Vuitton y Dior, ha sabido manejar la sucesión de liderazgo sin que los
lazos familiares comprometan el crecimiento. Su secreto ha sido una gobernanza
clara, donde la tradición no es un obstáculo para la profesionalización.
Las empresas familiares no
fracasan por falta de pasión, sino por ausencia de estrategia. Comprender los
modelos que explican su evolución permite anticipar conflictos y fortalecer su
sostenibilidad. La tradición es un pilar fundamental, pero no puede ser una
excusa para la inacción. El verdadero éxito no es solo mantener un negocio en
la familia, sino hacer que la familia construya un negocio que perdure.
Antonio Francisco Rojas Collado
31/01/2025