Heredar no es Gobernar: El Protocolo como Clave para una Transición Exitosa
📌 Por Antonio Francisco
Rojas Collado
Las empresas familiares son
el reflejo de generaciones de esfuerzo, compromiso y valores arraigados. Sin
embargo, el éxito de estas compañías no está garantizado por la sola
continuidad de un apellido o la herencia de un puesto directivo. En muchos
casos, la ausencia de planificación sucesoria lleva al deterioro de un legado
que tomó décadas en construirse.
El problema central radica
en una confusión recurrente: heredar no significa saber gobernar. La
transición de liderazgo dentro de una empresa familiar no debe depender
exclusivamente de la filiación sanguínea, sino de la preparación, la visión y
la capacidad de adaptación de quienes asumen el relevo.
El reto
de la sucesión: cuando el fundador ya no está
La figura del fundador es
un pilar en las empresas familiares. Su visión, liderazgo y determinación
fueron esenciales para su crecimiento. No obstante, en muchas ocasiones, la
estructura operativa se ha construido alrededor de una administración
unipersonal, donde la toma de decisiones es centralizada y poco cuestionada.
Cuando llega el momento del
retiro o fallecimiento del fundador, la empresa queda en una encrucijada: ¿quién
liderará el futuro? En ausencia de planificación, se generan conflictos
entre herederos, incertidumbre entre empleados y una posible pérdida de
estabilidad en el mercado. Empresas que durante décadas fueron referentes, han
colapsado en cuestión de años por disputas internas que pudieron evitarse con
un protocolo bien definido.
El
protocolo de familia: la hoja de ruta del legado
Un protocolo de familia es
más que un documento: es una estrategia de continuidad. Su función es
establecer reglas claras sobre la administración, la sucesión y la toma de
decisiones, asegurando que el negocio trascienda generaciones sin conflictos
destructivos.
Algunas claves que debe
incluir un protocolo de familia bien estructurado son:
- Criterios de sucesión: No basta con ser heredero para asumir el
liderazgo. Se deben establecer requisitos de formación, experiencia y
aptitudes de gestión.
- Roles y responsabilidades: Definir con claridad quiénes pueden
participar en la administración y bajo qué condiciones.
- Resolución de conflictos: Crear mecanismos para la toma de decisiones
en caso de disputas internas.
- Normas de reinversión y distribución de
beneficios: Determinar cómo se
manejarán las utilidades y qué porcentaje será reinvertido en la empresa.
- Salida de socios: Especificar las condiciones bajo las cuales
un miembro de la familia puede vender o ceder su participación.
Ejemplos como el de Grupo
BMW, que ha logrado una transición generacional sin conflictos mediante un
protocolo bien definido, demuestran que la planificación es la mejor estrategia
para la permanencia de la empresa familiar.
Conclusión
El futuro de una empresa
familiar no depende del apellido en la puerta, sino de la solidez de su
estructura interna. Heredar un negocio no implica saber gobernarlo, y solo
un protocolo bien diseñado puede garantizar que la transición generacional no
se convierta en un obstáculo para la continuidad.
Un legado bien gestionado
no es aquel que se aferra al pasado, sino aquel que construye un futuro con
bases sólidas.
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